Los alumnos del club, dirigidos por la profesora Mª Isabel Alonso, han estado trabajando sobre Paganini, siguiendo las directrices que este año se han marcado las Bibliotecas escolares de Galicia, y su lema para este curso: Biblioteca escolar. Territorio das artes
Figuran aquí algunos de los materiales sobre los que se está desarrollando este trabajo.
La película
Niccolò Paganini
El mejor violinista del mundo. El músico diabólico. El genio del violín. El inventor del espectáculo. Paganini mereció todos esos sobrenombres. ¿Quién fue en realidad este personaje singular? Niccoló Paganini nació en Génova en 1782. Allí estudió con músicos locales. Empezó a estudiar la mandolina con su padre a los cinco años. A los siete años comenzó a tocar el violín. Hizo su primera aparición pública a los nueve años. A los trece realizó una gira por varias ciudades de Lombardía. No obstante, hasta 1813 no se le consideró un virtuoso del violín. Tuvo como maestros a Giovanni Servetto y Alesandro Rolla. No digirió bien el éxito precoz y se emborrachaba continuamente. Una dama desconocida lo salvó de esa vida licenciosa.
En 1801 compuso más de veinte obras para guitarra y otros instrumentos. Fue director musical en la corte de Maria Anna Elisa Bacciocchi, princesa de Lucca y hermana de Napoleón. En 1813 comenzó sus giras por Italia. Su forma de interpretar atrajo la atención de la crítica y el público. ¡Qué dominio del instrumento exhibía! Luego viajó a Viena, París y Londres. En París conoció al pianista y compositor húngaro Franz Liszt. Liszt, deslumbrado por su técnica, desarrolló un correlato pianístico del arte de Paganini con el violín.
Su técnica dejaba boquiabierto al público. Paganini entregó muchos momentos mágicos al público en aquellos años. ¡Ojalá existieran grabaciones de sus interpretaciones! Pensaban que había pactado con el diablo el secreto de su arte. Su apariencia excéntrica y sus adelantos musicales eran una verdadera obra de arte. En la mayoría de sus manuscritos aparecía una nota extraña con el apunte «nota 13». Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con una de las cuatro cuerdas del violín. También tocaba a dos o tres voces. En sus solos parecían varios los violines participantes. Además, en la mayoría de sus espectáculos usaba la mprovisación. Tal vez esa fue la clave de su éxito.
Sus obras incluyen veinticuatro caprichos para violín solo, seis conciertos y varias sonatas. Y creó numerosas obras con presencia de la guitarra, exactamente doscientas piezas. Llegó a poseer cinco violines Stradivarius, dos Amati y un Guarnerius. Su salud se fue deteriorando por un cáncer de laringe. El tratamiento con mercurio contra la sífilis, por recomendación de su médico, fue convirtiéndolo en un ser de apariencia siniestra. Finalmente, murió en Niza el 27 de mayo de 1840. Su imaginativa técnica influyó notablemente en los compositores posteriores.