Tan doloroso como una Cicatriz de amor
¿Hasta qué punto la cuarta novela de Sara Mesa es tan absorbente como uno de sus personajes principales, Knut?
La obra titulada Cicatriz, nos narra la historia de Sonia y Knut. Sonia lo conoce a través de un foro literario de internet, y aunque no son pocos los kilómetros que los separan físicamente (700 para ser exactos), ambos comienzan a establecer una extraña y peculiar relación, que vendrá marcada por las exigencias y la obsesión. Entre un tira y afloja, entre la atracción y la repulsión, Sonia llega a un punto en el cual no puede dejar de sentirse absolutamente asombrada por Knut, un personaje, tanto para ella como para el lector, completamente insólito y tremendamente perfeccionista, que vive al margen de la sociedad y fuera de toda norma social. Knut intentará enamorar a Sonia mediante regalos materiales robados, pero nunca dará una puntada sin hilo para no perder la oportunidad de seguir comentando con ella a los grandes escritores del siglo XIX, la batalla de cuestionarlo todo, de filosofar, de teorizar sobre la hipocresía social, la concepción de individuo y también la de grupo, sobre el destino y sobre Dios, la virginidad y el sexo.
Knut le relatará con todo detalle su día a día, sus experiencias pasadas, y las aventuras y sentimientos diarios que le produce robar objetos para ella, pero Sonia siempre estará en una duda constante; “¿Y no es posible que sea la consecuencia, y no la causa?” (Mesa: 107) llega a preguntarle a Knut en una de sus agobiantes conversaciones.
“No sé qué es <<demasiado>>”(Mesa: 73), llegará a confesar Sonia; pero para ella Knut no era petulante ni mucho menos vanidoso, simplemente exhaustivo. Llegará el punto en el que Sonia sienta la necesidad de poner distancia entre ella y Knut, porque este se volvió demasiado absorbente, pero a la vez sentirá la irrefrenable curiosidad y un ansia de vivir experiencias que vayan más allá de la existencia excesivamente pautada que lleva.
Knut llega a afirmar que el amor no es nada más que una proyección de las propias carencias; pero ¿hasta qué punto llegan las carencias de Sonia? ¿Y las del propio Knut?
Cicatriz es una compleja historia, que nos relata el submundo de las relaciones internáuticas, una obsesión amorosa un tanto peculiar, protagonizada por dos seres opuestos a la vez que complementarios y la reflexión sobre el fetichismo del consumo de la sociedad actual.
Mariña Rodrígue Arizabalaga (1º BI)
La escritora sevillana Sara Mesa es la ganadora de la XXII edición del premio San Clemente en lengua castellana por su novela Cicatriz, relato que nos transporta al mundo de Sonia, una mujer que detesta la monotonía, y Knut, un hombre consumido por la perfección y el fetichismo. Ambos se conocen en un foro literario en internet, presagio de lo nebuloso que será su futuro. Lo excepcional de la historia estriba en los vicios y tabúes que pasan desapercibidos pero que, tal y como muestra la trama, forman y moldean una parte muy importante de nuestra conducta. Sara Mesa ha sabido manejar todos estos elementos para crear una obra literaria fascinante e inquietante.
Bajo un estilo diferente e innovador la novela presenta una cronología desordenada, símil del caos gobernante en la vida de la protagonista, y una ausencia de exteriores y acción que muestra la importancia del ámbito interior de los personajes. No por ello nos atrapa menos, todo lo contrario, ya que no podemos evitar sentir empatía hacia Sonia, a la par que afinidad con ciertas cosas que la atormentan. Desde el principio vemos cómo se introduce en un abismo del cual no podrá salir. Para ella, la normalidad y la rutina son un problema y eso es lo que la empuja a volver a una relación tóxica con Knut una y otra vez. Relación en la que ella se muestra sumisa, rol que juegan muchas mujeres en la actualidad. Desde mi punto de vista, que la escritora muestre lo dañino de esa conducta y la falta de personalidad que conlleva me ha parecido una buena manera de concienciar a la sociedad de los problemas que crean ciertos estereotipos sexistas enmascarados por otros en apariencia más importantes.
La novela también nos ayuda a reflexionar sobre otros temas de actualidad. El consumismo se presenta como una alternativa a ciertos estímulos sentimentales, como algo de lo que no se puede escapar. El propio sistema parece llevarnos a ello, cosa que se denuncia en la obra mediante los robos de Knut y la aparente imparcialidad de la protagonista ante ellos. Cómo obtiene lo que desea, los medios de hacerlo no le importan demasiado. Además, considera que esos pequeños hurtos no afectan a la sociedad en general. Otra crítica muy interesante se hace hacia el sexo como tabú. En comunidades occidentales como la nuestra, hablar de ello abiertamente e intentar compartir nuestros deseos en ese campo parece estar terminantemente prohibido, pues va en contra de ciertos valores. En la novela esto se ve claramente con Knut, en cómo intenta anular sus deseos carnales y plantea la fantasía como una alternativa, un lugar privado en el que puede estar protegido de la censura social.
También me pareció un muy buen recurso el pretender mostrar la relación de los personajes como un cierto tipo de “amor”. Claramente como algo ponzoñoso para ambos, ya que se vuelve una obsesión. Knut pretende convertir a Sonia en una perfecta construcción del objeto que ama. Refleja en la situación el efecto Pigmalión por parte del protagonista, que trata de aleccionar a Sonia lo máximo posible. Lo positivo es que al final la jugada le sale mal porque la víctima supo reaccionar y escapar.
En definitiva, se trata de una novela que nos hace pensar sobre muchos aspectos sociales y ponerlos en duda, al mismo tiempo disfrutamos de un buen libro.
Adela Cebeiro Munín (1º BI)
Con sólo tu descripción del libro, ya nos sentimos inmerso en la novela. Una buena recomendación y un excelente trabajo de promoción.